lunes, 5 de octubre de 2009

LA EDAD MEDIA: LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO ARTÍSTICO EN LOS MONASTERIOS.



INTRODUCCIÓN AL ARTE.
MAESTRA KOLDOVIKE IBARRA.
TAREA 3.- LECTURAS COMENTADAS.

LA EDAD MEDIA: LA ORGANIZACIÓN DEL TRABAJO ARTÍSTICO EN LOS MONASTERIOS.
Por José Luis Domínguez.
1.- Después de Carlomagno la corte no será el centro cultural del Imperio. La ciencia, el arte y la literatura proceden ahora de los monasterios: en sus bibliotecas, escritorios y talleres, se realiza la parte más importante del trabajo intelectual. A los monasterios debe el arte de Occidente su primer florecimiento. Los benedictinos prescribían el trabajo manual con el intelectual. Si vida social y económica era en general de autosuficiencia, concentrada en sí misma, autárquica. La organización del artesanado monacal ejerció una gran influencia en la evolución artística y cultural de la Edad Media; su gran mérito: la producción artística llevada a cabo en orden y de manera racional. Formados en su base por aristócratas, los monasterios se centraban en el desarrollo de las bellas artes. Los monjes fueron los primeros que enseñaron a Occidente a trabajar metódicamente; a ahorrar tiempo, a dividirlo y a aprovechar racionalmente el día en horas mediante el toque de campanas. Fuera de los monasterios, la actividad artística no existía, o sólo se daba entre los cortesanos del rey.
La copia y el miniado de manuscritos fueron dos de sus más antiguos títulos de gloria. La creación de bibliotecas y scriptoria, mismas que Casiodoro había introducido en Vivarium fue imitada por los benedictinos.

Los scriptoriae eran las grandes habitaciones destinadas al trabajo en común. Una forma gráfica de ilustrar una scriptoria, son las imágenes de la película El nombre de la rosa, en la cual se ve a los monjes trabajar en conjunto en una amplia sala. En la escena se dejan ver los antiguarii o calìgrafos, o a los rubricatores o ilustradores de libros, o scriptores o pintores de iniciales; a los miniatores o pintores de miniado. En general, no se empleaba más que la quincuagésima parte del tiempo de trabajo de todos los monjes en la transcripción de manuscritos. Los monjes eran orfebres y esmaltadores; tejían sedas y tapicerías; fundidores campanas, encuadernadores de libros; fábricas de vidrio y cerámica. Aunque también estaban dispuestos a contratar trabajadores y artistas hábiles si era necesario para el buen desempeño de sus funciones artesanales. Destacan: del monasterio de Salignac, San Eligio, el más famoso orfebre del siglo VII; el obispo Bernardo, protector de la arquitectura y la fundición, creador de las puertas de bronce de la catedral de Hildesheim; el monje Tuotilo, monje legendario, personificación de la vida artística en Saint Gall y paralelo medieval de la leyenda griega de Dédalo. (¿Tendrá un paralelo con la historia del monje portugués del que nos habla José Saramago en El memorial del convento?
Los talleres monacales no eran sólo centros de producción de mercancías, sino muchas veces también la sede de experimentos tecnológicos. Las artes menores, las cuales exigían un esfuerzo corporal menor que el del arte monumental al espíritu del taller del monasterio.
El origen de los grandes templos de la Edad Media sufrió la misma interpretación romántica que el de la épica heroica. Se quiso atribuir el papel decisivo en el arte, no alarmista educado y consciente, sino al artesano ingenuo, que creaba de manera puramente tradicional.
Otro de los elementos de la leyenda romántica de la Edad Media es el anonimato del artista. El hermano monje desconocido que creaba su obra solamente para honrar a Dios, se ocultaba en la oscuridad de su celda y no permitía en modo alguno que su propia personalidad apareciese.

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